APRENDER A ESCUCHAR

APRENDER A ESCUCHAR

Hoy es el Día del Maestro, y aunque el Día del Maestro en teosofia se celebra el 8 de mayo , creo que hoy es un día propicio para rendir homenaje a una Gran Maestra de la Espiritualidad como fue HPB, que realmente fue una » magister», una maga, que extraía del interior de cada uno de nosotros lo mejor que todo ser humano tiene dentro de si mismo. Y una de sus enseñanzas es «aprender a escuchar», empezando por el sonido interno y el sonido externo representado este último por lo que nos dicen los demás. Recientes investigaciones científicas han demostrado que los bebés de seis meses de edad,que por supuesto ignoran el significado de las palabras, distinguen perfectamente la lengua materna de la extranjera. La investigación fue realizada por la doctora Patricia Kuhl que encabezaba un equipo de cientificos suecos y norteamericanos. Esta estudiosa ha explicado uno de esos fenómenos que no es suficientemente conocido por el hombre común. Anteriores estudios de linguistica, como también de psicología y pediatria señalaban la imposibilidad infamntil de discriminar diversos sonidos. Esta captación estaba en relación directa con la capacidad del bebe de comprender el sentido de las palabras. Una de las experiencias realizadas  por confirmar esta nueva hipótesis consistió en que niños entrenados volvieran la cabeza cuando el emisor marcaba cambios fonéticos, especialmente al pronunciarse las íes inglesa y sueca. Los estudios permitieron observar la diferencia que hacian los bebes respecto del sonido de la lengua autóctona. Según los investigadores, este aprendiza casi inconsciente se debe a que la mayor parte de los adultos, sobre todo los padres, tienen el hábito de hablar a los bebes en todo pausado, marcando claramente las sílabas. Lo que se busca demostrar es que el cerebro de los bebes es un campo fértil para la receptividad fonética que les pèrmite luego seleccionar los estímulos marcados por la lengua materna. Ahora bien, si desde temprana edad tenemos la capacidad de diferenciar los sonidos y el escuchar es una posibilidad de conocimiento ¿ cómo es posible que con el tiempo no sepamos escuchar?.  Escuchar lo que otra persona dice sin agregarle nuestra interpretación. Generalmente no sabemos escuchar lo que el otro dice y lo que tendría que ser un diálogo se transforma en un monólogo donde lo único que nos interesa es sentir nuestra voz por sobre la del otro. Esto es muy frecuente en los debates donde dos o mas personas se traban en luchas dialécticas sin que al final sepamos de lo que están hablando. Porque unos y otros levantan el tono de voz para defender sus posiciones que lo que tendría que ser un civilizado intercambio de ideas parece más bien una jauría disputando el hueso. Esto se debe, entre otras cosas, a que no nos han enseñado a escuchar. No se enseña a tener la serenidad de ánimo para pensar lo que estamos escuchando. Ese hábito de no saber escuchar nos ha tornado absolutistas y no queremos oír a  nadie porque temenos descucbir que no somos exclusivos, que otros pìensan igual o mejor que nosotros y eso nos duele.  Y allí nace la personalidad intolerante que en estos tiempos supera ampliamente en número a la telerancia en todos los campos de las relaciones humanas. Si todos aprendiéramos a escuchar, como el bebito, sabríamos diferenciar los sonidos y asistir a un melodioso concierto social.

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