Vivir el Bien

Vivir el Bien

 En cierta oportunidad le preguntaron a Sócrates,cuál le parecía la mejor tarea que debía cultivar el hombre. Y el filósofo griego, maestro de Platón, respondió  vivir el bien. Buscar el buen vivir.

Al preguntarle si también la suerte le parecía algo deseable por el hombre, Sócrates contestó:  la suerte y la acción me parecen cosas opuestas, pues llamo suerte hallar una cosa útil sin buscarla; llamo en cambio vivir bien el alcanzar su fin  por el estudio y la práctica de las virtudes, y me parece que quien se dedica a ello vive bien.

Para la ética socrática, llamada por Zeller como un eudemonismo ( doctrina moral que identifica la virtud con la alegría de realizar el bien) , el  hombre debe dedicarse a cuidar su alma mediante el ejercicio de las virtudes que sintetiza en la fórmula » obra bien para estar bien». El bien es lo útil. Este supremo bien es, con palabras de Sócrates, «volverse superior a sí mismo, tener cuidado de su alma».  Y para lograrlo, el camino es «conocerse a sí mismo».  Pues nadie puede superar lo que no conoce.

Para la Teosofía el autoconocimiento, el conocimiento de si mismo de Sócrates, es la introspección, el ensimismamiento de Ortega y Gasset, el introducirse en sí mismo, la meditación profunda de los Maestros de Oriente.

En palabras más simples, buscar el silencio y la quietud, especialmente de la mente que está en constante parloteo, en una permanente agitación, en un incesante movimiento porque está requerida por los cinco sentidos. Una mente que no logra su eje agita al cuerpo, crea la ansiedad emocional y perturba al Ser. Como diría el Libro de los Preceptos de Oro (La Voz del Silencio de HPB), la mente agitada es el gran destructor de lo real. Y lo real es la esencia espiritual que subyacce en todo ser humano. Buscar esa esencia en cada uno de nosotros es el Supremo Bien y el camino para lograrlo es la meditación reflexiva que nos permita tener una recta moral y saber diferenciar entre el bien y el mal. Muchas veces parece que hacemos el mal sin haberlo deseado y esto ocurre porque en realidad no sabemos qué es el bien.

¿De dónde surge esta  ignorancia que suele ser la causa de los actos in voluntarios? Para Platón y otros filósofos clásicos, esta ignorancia proviene de una mala educación, que es el resultado de una nula organización social y política y de un falso concepto sobre la transitoriedad de la vida. Para los filósofos clásicos, la vida no cesa con la muerte del cuerpo, sino que por el contrario esa vida, como energía eterna, da existencia a un nuevo cuerpo que mantiene la individualidad del anterior ser.

Según la doctrina de la metempsicosis (reencarnación), la vida del hombre en la tierra tiene como propósito lograr la perfección del bien. Y en ese cíclico proceso de ir y venir, la evolución ,en un plano, es involución en otro . Así el hombre, que es el ser más perfecto en el plano físico, debe preocuparse por trascender lo orgánico para centrar su atención en lo inmaterial, en lo invisible, en el «buen vivir» de Sócrates. El hombre debe prestar atención al desarrollo de las virtudes que pueden transformarlo en un ser superior, en un ser eterno, fuera del ciclo dual de ir y venir.

El sufrimiento del hombre, especialmente el de nuestro tiempo, se debe a que no ha logrado diferenciar la voz interna de los gritos desgarradores de la voz externa de la personalidad. He aquí la encrucijada: o nos decidimos actuar en el bien, para que el mundo cambie, o por la saturación del mal nos veremos obligados a buscar el bien como la única tabla de salvación. Algunos hombres aprenden por el conocimiento y otros por el dolor.

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