Cuento: Un amigo como pocos

Cuento: Un amigo como pocos

Los comúnmente llamado Gñomos, o enanitos son espíritus de la naturaleza. En el caso especial de los Gñomos, que de ellos se trata este cuento escrito por MTB, habitan en bosques.

En muy lejanos tiempos el conocimiento sobre estos maravillosos seres se daba desde  la niñez. Los pequeños participaban de  los juegos de los Gñomos que se convertían en amigos invisibles con los cuales charlar y planear expediciones a los árboles que son las casas de estos Espíritus Elementales.

Ahora a leer el cuento.

Laralí la li la la¡ que hermoso día Señor!!

Había una vez….

Una niña, mirando una margarita se detuvo. Apoyando su espalda en un viejo árbol se puso a cantar. Su voz resonaba en el aire como una cascada de agua fresca, las melodías surgían dulces y armoniosas; pero es sensación de bienestar se multiplicaban por mil cuando tocaba su flauta.

Junto a sus padres vivía en el bosque, alejada de todo contacto con otros niños de su edad. Nunca iba a la ciudad, no le gustaba viajar. Prefería caminar entre los árboles, jugando con conejos y ardillas, para quienes siempre tenía algo sabroso que dar.

Sus papás habían sido grandes científicos quienes decidieron cambias sus vidas cuando ella nació. Cambiaron tubos de ensayos por la lectura de antiguos libros. Así, de esta manera, inculcaron en su alma el respeto por todo lo viviente en el Universo, amor a la naturaleza y amor por el Creador de todo cuanto venía o conocía: DIOS.

Esta mañana algo extraño sucedió. Del viejo árbol bajó un ser pequeño con sombrero y rápidamente se sentó en una flor. La niña no salía de su asombro.

-¿Quien eres? – preguntó.

-El Rey de este árbol. La melodía de tu flauta es agradable, aunque no nos gustan tanto los humanos, tengo que decir que tú eres diferente.

– No, no puede ser ¿Dónde está tu castillo? ¿Por qué  eres casi transparente?

– Mi castillo es ese -dijo, señalando el viejo árbol-  Y yo soy un gñomo. Como eres muy buena seré tu amigo, junto jugaremos y aprenderás  todos los secretos de la tierra.

Estaba boquiabiertoa ¿Podía ser realidad cuanto veía y escuchaba?, sus pensamientos se mezclaban en su mente y no atinaba a contestar nada -¿Qué será que tiene en la cabeza?  No es un sombrero – pensó mientras miraba al gñomo, que jugueteaba con un pajarito de aquí para allá.

– Por supuesto que no, le contestó el gñomo. Los gñomos no usamos sombreros, es la forma de nuestra cabeza. Si quieres con tu pensamiento puedes hacerme más alto y vestirme con diferentes ropas ¿ Qué te parece?

-Seremos  los mejores amigos del mundo, dijo la niña, y tú me enseñarás los misterios que prometiste. Pero primero quiero saber porque dices que ese árbol es tu castillo ¿Dónde está la reina y tus súbditos?

-No tengo reina!!! Y mis súbditos está trabajando en la raíz de ese árbol para hacerlo crecer fuerte y hermoso.

-¿Ustedes los gñomos trabajan en este sólo árbol?

-No, cada planta tiene sus propios habitantes; por  ejemplo nuestros hermanos que habitan en las flores, nosotros los llamamos élfos. La verdadera  vida de un vegetal reside en su raíz, en ella todo es energía y movimiento, sin ella no podrían vivir. Algunas personas tienen la costumbre de conversar con sus plantas, de las cuales nosotros somos sus espíritus. La mayoría ignora nuestra existencia, pero cuando alguien nos habla, entregándonos amor, trabajamos mejor.

– Mis padres siempre me enseñaron a amar todo lo que me rodea ¿Será porque en cada cosa hay vida aunque yo no la vea?

-Así es, hace muchos siglos atrás vivieron seres que poseían un tercer ojo, el de la videncia. Con él podian ver muchas cosas invisibles a los ojos de los hombres, pero como no lo supieron usar desapareció.

-¿ Te gustaría ver lo que no se ve con los ojos físicos?

– Creo que sí, dijo la niña mientras miraba a su nuevo amigo, lo más entusiasmada y divertida.

Los días pasaban tranquilos entre paseos y charlas. Se tenían mucha estima y les encantaba estar juntos. De esta manera » Preguntona», ese es el nombre, que el gñomo le había puesto a la niña, aprendió muchas cosas.

No solamente estudió sobre la vida y desarrollo de los vegetales, sino también de los poderes curativos que éstos poseían. Así poco a poco los invisible, habitantes del bosque a medida que Preguntona iba creciendo le enseñaron conocimientos más profundo sobre el aire, fuego, agua y tierra,quienes ya no tenían secretos para ella.

Un día el gñomo dijo a su amiga:

– Me tengo que despedir de tí, es tiempo de partir.

– ¿Despedir, partir? ¿ A dónde? ¿ Por qué?

– Todo lo que podía enseñarte lo has aprendido, creciste sin darte cuenta, ya no eres una niña. Esta será la última vez que charlemos juntos pero si algún día necesitas de nosotros puedes llamarnos.

-No quiero que te vayas, me sentiré muy sola.

-Jamás lo estará. Miles de seres buenos e invisibles viven a tu alrededor y eso lo sabes. No olvides: mantén puro tu corazón y limpia tu mente, esa es la única condición para ver  lo que no se vé.

Preguntona sonrió, miró el cielo verde de sus amigos los árboles y como nunca sintió miles de besos esparcirse por el aire.


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