Elementales: las criaturas de los 4 elementos

Elementales: las criaturas de los 4 elementos

Hace muchísimos siglos atras, cuando pensadores de la época negaban la existencia de Vida fuera de lo humano y animal, un grupo de «adelantados» en el arte de  deducir, de razonar por sobre lo impuesto por el dogma – ajustándose a la lógica- exponían su pensamiento en secretos  centros de investigación, ocultos al ojo del hombre vulgar y también del fanatismo y la intolerancia que se ejercia sobre los libres pensadores.

En esos Centros, entre otras cosas, se estudiaba la pluralidad de la Vida inserta en toda forma y sabían a la perfección que tanto vegetales, como minerales poseían una vida que animaba cada una de sus estructuras. De esa caravana de «libres pensadores» y opuestos a los dogmas de la época que les tocó vivir,  surgen más tarde Platón, Plotino y Ammonio Saccas, el llamado » teodidacto» o enseñado por los Dioses.Tiempo después estos mártires de la lógica, serían redimidos históricamente y el grupo de pensadores que le sucedió dirían «hay vida donde hay forma.

Aquellos grandes Maestros enseñaban la existencia de «Regentes Espirituales» que animan los reinos mineral, vegetal, animal y humano. A esos Regentes les llamaron Elementales.

No podemos decir que son los «espíritus de los elementos», sino más correcto sería llamarlos: «espíritus que moran en los elementos»; así como el hombre no es un «ser de la tierra» sino que «mora actualmente en la tierra».

Debemos «sentir» que toda la materia que nos rodea ya sea en el mineral, el vegetal, el animal, el humano e incluso los ángeles, nos impulsa a una responsabilidad metafísica frente al Plan. Que no está ahí «porque si» sino que es contenedora, tabernáculo de una clase o categoría de energía espiritual en busca de la misma Luz que la nuestra en los cuerpos que habitamos.

Las criaturas de los elementos

Entonces con el nombre de Elementales la teosofía identifica al Espiritu Uno en cada uno de los elementos. Precisamente HP.Blavatsky dice sobre los Elementales: «Criaturas desarrolladas en los cuatro reinos o elementos: tierra, agua,fuego y aire. Los cabalistas los denominan Gñomos ( a los de tierra), Silfos ( a los del aire), Salamandras ( los del fuego) y Ondinas ( a los de agua).

Salvo unos pocos Elementales, llamados Regentes Superiores o Maha Elementales (los que dirigen a los elementales o los que direccionan las funciones de estos e intervienen en consonancia con los cambios electromagnetico del planeta) el resto son «fuerzas de la naturaleza».

Todos los seres inferiores invisibles, se llaman elementales. En realidad son seres materiales pero invisibles para nosotros pues son de naturaleza etérea, diría » seres del espacio», por aquello que enseña la Doctrina Secreta «el Espacio es una Entidad». No son inmortales y tienen varios grados de inteligencia.

Representan en su naturaleza todos los grados del sentimiento. Algunos de ellos son de índole benéfico y otros maléficos. A esta clasificación me refería en la anterior nota cuando decía que los cadáveres de los sueños suelen ser ocupados por elementales que impulsan a la fantasía. Una de esas fantasía es por ejemplo decirnos: no tengo voluntad para sobreponerme a las dependencias, cualquiera de ellas, y tan sólo decir eso, es captado automáticamente por estas » inteligencias artificiales»( elementales) que actúan en el campo mental para crear las imágenes no controladas por la voluntad.

La violencia como alimento

Todos los hechos de violencia que estamos viviendo en el mundo y especialmente en la Argentina con la muerte y sufrimiento de mujeres, niños y ancianos, es porque hay un gran elemental que necesita alimentarse de las emociones baja de las personas afines a su energía. La violencia es contraria a la compasión y por lo tanto «hay una posesión» elementaria de los  que no tienen  voluntad para sobreponerse a los impulso de ese elemental.

Actualización

Al terminar de escribir esta nota tuve una hermosa experiencia: una nenita que no tendría más de tres años le decía a su madre frente a los arboles del parque Centenario: «¡¡ Esto está lleno de enanos!! Su inocencia, que es conocimiento no contaminado por la razón, le permitió ver el mundo invisible del reino vegetal.

Volvamos a la inocencia infantil para ser felices.

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