Veo pequeñas caravanas de personas , que tal cual hilitos de agua en la montaña bañada por la lluvia, se van juntando, primero «timidamente» y luego como verdaderos torrentes marchando hacia el valle donde a una hora determinada, que nadie sabe pero todos intuyen, se realizará la gran revelación. Van cantando y en cada estrofa está presente el nombre de Jesús, el Cristo, el gran convocante en esta nueva Resurrección.
Son negros, amarillos, rojos, blancos, seres humanos al fin que buscan la libertad: unos del cuerpo, otros de las pasiones, los problemas cotidianos. Los más: liberarse del dolor, los menos: de la ignorancia. Late en el corazón de todos la esperanza de un mundo mejor.
