Recordarán mis lectores, que en mi anterior nota sobre los preceptos herméticos, escribí sobre la ley del mentalismo y enumeré los siete principios.- A modo de recordatorio,quería agregar que la filosofía hermética tiene su origen en estos siete principios enunciados por el sabio egipcio Hermes, quien fuera contemporáneo de Abrahmán. Hermes, nombre griego de Thot, egipcio, era conocido como » el elegido de los Dioses» por su inmensa sabiduría y en su homenaje se fundó la ciudad de Hermópolis, que fue la cuna científica de aquella cultura milenaria.Como seguramente recordarán los siete principios eran: el mentalismo, la correspondencia, la vibración, la polaridad, el ritmo, la causa y efecto y finalmente el principio de la generación.
En mi anterior nota escribí sobre el mentalismo, y hoy quiero compartir con todos ustedes, el segundo principio: la correspondencia, que a modo de síntesis se enseña » que arriba( el cielo) es igual que abajo (la Tierra) y abajo es igual que arriba». El principio de la correspondencia tiene un alto valor moral y social, como trataré de explicar, sumando también el valor psicológico, que sostiene que todo lo que existe en el universo responde a un impulso primordial, a una vibración,tercer principio,primera que interrelacionan a todas las cosas creadas. Un pensamiento, una acción, repercute en el conjunto a tal extremo que hasta la caída de una hoja de un árbol conmueve al universo, o el efecto mariposa , estudiado modernamente, pues se ha llegado a la conclusión que el aleteo de una mariposa en la lejana China, repercute en todo el planeta. Es como si el cosmos existiera una inmensa tela de araña que se refleja en la tierra como el gran tejido social compuesto por invisibles conductos que vinculan a las partes con el Todo.
Así como en una tela de araña, el posar de un insecto en ella, es registrado por el mas lejano filamento ,no otra cosa ocurre, por la ley de la analogía, con nuestros actos, acciones y pensamientos. Cada uno de ellos repercute en el tejido social, empezando por el más elemental: la familia. Para comprender mejor este concepto, pongo un ejemplo: un integrante de la familia llega a casa alterado emocionalmente; está rabioso y malhumorado porque las cosas no salieron bien. En pocos minutos ese estado repercute en el resto de la familia a tal grado que en breve todos estarán vibrando en la misma sintonía emocional; todos, de una manera u otra estarán de malhumor. Otro ejemplo, un miembro de una institución delinque y su acción conmueve a todo ese organismo. Lo mismo pasa en el cuerpo cuando una dolencia afecta a una parte ; de inmediato todo el organismo empieza a funcionar mal.
Si estos ejemplos los llevamos a una dimensión mayor, como podría ser la sociedad, comprobaremos que por la ley de la correspondencia, lo que un hombre piensa o hace repercutirá en todo el tejido social. Veamos un ejemplo:el mundo se ha conmovido por la caída de las bolsas. El discurso de un presidente de una de las grandes potencia anunciando la firmeza de la economía mundial operará como un sedante y las bolsas volverán a equilibrarse. ¿ Saben , por qué pasa esto?: porque una de las cualidades de la Ley de la Correspondencia es el contagio, la imitación , tema muy bien estudiado por Gustavo Le Bon, en su libro » Psicología de las Multitudes», un verdadero tratado de la Ley de la Correspondencia.
La suma de actos y pensamientos mantiene a la sociedad en una constante agitación para bien o para mal, según la óptica con que se mire. Cuando en una sociedad reina la violencia, es porque hay un pensamiento violento, que sólo se supera practicando lo contrario hasta lograr el equilibrio de las partes. Vibrar armónicamente, pensar en positivo trae la paz, la tranquilidad y la felicidad.
¿ Cómo se logra esa armonía?, no dando cabida a pensamientos y actos violentos. La humanidad en este momento vive una violencia generalizada porque hay un pensamiento violento en casi todos los hombres que componen la sociedad mundial y eso repercute hasta en el más lejano de los pueblitos y hasta el mas simple de los hombres. No hay que escuchar a los agoreros de todos los signos que siempre están anunciando el desastre, creando la duda, el miedo, estimulando el odio, alentando la separatividad, generando la histeria colectiva.
La sociedad, todos nosotros, estamos nerviosos por la creciente violencia en las costumbres ciudadanas que si no la paramos mentalmente , mediante un cambio de actitud mental, terminará destrozando la convivencia.
Como una contribución a esa paz que todos anhelamos, a esa tranquilidad espiritual que necesitamos, los invito a que hagamos un ejercicio de autocontrol para desactivar la violencia de nuestros corazones , para que la paz, la luz y el amor retorne a la mente y los corazones de los hombres y todos podamos vibrar en armonía con el universo.
Y nada mejor para ello que recitar, en la soledad del cuarto o en el momento de recogimiento, el mantram de la unificación que dice:
Los hijos de los hombres son uno y yo soy uno de ellos.
Trato de amar y no odiar.
Trato de servir y no exigir servicio.
Trato de curar y no herir.
Que el dolor traiga la debida recompensa de luz y amor.
Que el Alma controle la forma externa, la vida y los acontecimientos.
Y que traiga a la luz el Amor que subyace en todo cuanto ocurre en esta época.
Que venga la visión y la percepción interna.
Que el porvenir quede revelado.
Que la unión interna sea demostrada.
Que cedan las divisiones externas.
Que prevalezca el amor
Que todo los hombres amen.
Paz.,Luz y Amor a todos los seres
En mi próxima nota escribiré sobre el principio de la vibración.