La fuerza de la vida es la que dirige el desarrollo del ser. Es esa fuerza la que rompe la inercia de la forma mineral. Esa fuerza es la que eventualmente hace un centro del Yo en todos los seres y desarrolla las facultades que dirigen las impresiones externas y las transforma en las tendencias que forman el carácter del hombre. Allí se originan las virtudes o los vicios; las cualidades de bien o mal , con que los humanos conceptuamos lo que está bien o está mal.
La fuerza de la vida se manifiesta en impulsos que buscan la felicidad y es la inteligencia la que la guía. El impulso emocional lleva al hombre a buscar placeres ,y la inteligencia los refrena. Esto ocurre porque existe la contrariedad que produce el dolor del exceso.
Así se restringen, dirigen y refrenan los impulsos. La emoción y la inteligencia actúan y reaccionan una sobre otra y constantemente empujan al hombre hacia adelante. La emoción impulsa hacia fuera y de identifica con las cosas desde el punto de vista de ese centro. El intelecto forma las barreras del egoísmo, que separa al hombre del hombre, hasta que el conocimiento abarca todo el Universo y desaparecen las barreras. Entonces el hombre se eleva por ecima de los limitados sentimientos del yo. Las emociones del hombre adherido al yo personal, se expresan por medio de los sentidos. Los sentidos se precipitan al exterior y traen información al intelecto; ésta produce vibraciones armónicas que el intelecto ( Manas) registra como gratas y las emociones opuestas como dolorosas. El registro se hace en la memoria y la mente (Kama Manas: la mente que razona en estrecha relación con la emoción) diferencia lo que es grato y lo que es doloroso. Así se van educando las emociones. Las simpatías y las antipatías se convierten en expresiones naturales de las emociones guiadas por el intelecto .
De esta manera se unen los sentidos con la mente; las emociones con el intelecto. Reflexionen sobre este ejemplo: al hombre le atraen las cosas dulces y placenteras y repele las cosas amargas y displacenteras. Con el tiempo comprende que demasiadas cosas dulces es tan malo como una cosa amarga. El progreso está , cuando el hombre logra la templanza, que es una virtud de un ser desarrollado.
Para el desarrollo total del ser humano, debemos comprender sus impulsos emotivos ,que son mucho más fuertes que sus raciocinios intelectuales; debemos cultivar la capacidad emocional y no reprimirla. Cuando comprendamos esta metodologia teosofica de educar las emociones seremos capaces conseguir el dominio de sí mismo. Lo primero que enseña este método teosófico es aprender a ver las emociones, sólo el que ve puede prevenir y dominar.Generalmente las emociones nos convierten en ciegos existenciales.
Este tema forma parte del programa de la materia Filosofía de la Conducta que dictaré dentro de la ESCUELA TEOSOFICA VIRTUAL, que proximamente inauguré en este sitio, con encuentros mensuales omline para responder dudas, inquietudes y anhelos de los estudiantes.Es mi tarea contribuir a la difusión de la enseñanza teosofica como un desafío para el presente siglo XXI que cada vez más necesita de un mayor humanismo. Cualquier consulta , o suscribirse a este proyecto pueden escribir a mi correo electrónico: guillermo.días.gomez@gmail.com .
