FILOSOFIA DE LA CONDUCTA: LA RESPONSABILIDAD Y EL IMPULSO EMOCIONAL.

FILOSOFIA DE LA CONDUCTA: LA RESPONSABILIDAD Y EL IMPULSO EMOCIONAL.

Muchas veces nos quejamos por la falta de responsabilidad que suelen exhibir algunas personas. Nos molesta el incumplimiento de la palabra empeñada. Y solemos preguntarnos ¿ para qué se habrá comprometido su no va a cumplir?. Pero ¿ Estará en el ánimo de las personas ser irresponsables?¿ O simplemente se comprometen por un impulso sin medir mentalmente el grado de compromiso adquirido?

Para la teosofia, hay dos tipos de seres en cuanto al valor de la responsabilidad:

1. Los que carecen de  responsabilidad  por inmadurez de alma.

2. Los que se comprometen por entusiasmo emocional.

A los primeros, previamente hay que explicarles sobradamente lo que necesitamos de ellos hasta que comprendan y una vez que lo han entendido recién pedirles un acto de responsabilidad. Es un buen ejercicio para desarrollar la paciencia.No es que verdaderamente quieran ser irresponsables, lo que ocurre es que no se dan cuenta del valor de esa inconducta. No tienen claro para qué deben hacer una u otra cosa.

La madurez del alma se logra precisamente haciendo que el individuo tome conciencia sobre  lo que tiene que hacer por deber. Que es decir con responsabilidad. Cuando no tiene claro este proceder no actúa o lo hace mal.En cuestiones de la conducta humana nunca hay que dar  las cosas por «supuestas».

Hay individuos que nacen con mayor o menor predisposición para el cumplimiento del deber, o sea con mayor o menor responsabilidad. Es papel de la educación y de los padres investigar a temprana edad el grado de responsabilidad del niño con lo cual sabremos el grado de madurez de su alma.

Por ello , los maestros y los padres, o viceversa, deben idear una serie de trabajos que demande del niño una dosis de responsabilidad y observar en qué forma lo han cumplido. Si notan que el infante tiene pereza, indiferencia y abulia para hacer algo que se le ha pedido, se lo debe interrogar para saber si ha comprendido el pedido, si está claro el objetivo, si tiene fuerza, capacidad y entusiasmo para realizar la tarea.

Tanto el maestro como los padres deben crear en el niño y también en el adolescente, un ambiente de encantamiento pues los hombres somos estimulados a la acción por el misterio, el mito, la aventura y la curiosidad.

Pero en esta labor, los adultos deben tener previamente en claro qué es lo que demandamos de los demás. La irresponsabilidad muchas veces se debe a la falta de claridad sobre los objetivos que deseamos alcanzar.

Había dicho, que hay dos tipos de irresponsabilidad: las que lo son por inmadurez del alma y los que se comprometen por impulso emocional, por entusiasmo.

Estos últimos no miden el grado de responsabilidad adquirido. Dicen sí a todo lo que se les pide. Pero no lo hacen con el ánimo de no cumplir, sino porque son los eternos entusiastas. Son alma que no han llegado a la adultez, son los eternos jóvenes a quienes la emoción los piensa.

Muchas veces nos encontramos con ellos. Son aquellos que se comprometen cumplir un horario pero llegan un hora  tarde, y tienen el justificativo en la punta de la lengua; los que dicen que sí vana hacer tal o cual cosa, sin pensar, sin tener actualizada la agenda, sin medir las fuerzas y las posibilidades o tal vez sin tener claro por qué tiene que hacer tal o cual cosa.

A éstos hay que invitarlos a la reflexión, a la serenidad, al análisis. Y repetirles tres veces el pedido hasta que tomen conciencia del valor de la palabra comprometida.

Insisto: la irresponsabilidad proviene de dos fuentes: la inmadurez del alma y el entusiasmo o impulso emocional exaltado.Cualquiera de las dos formas es motivo de desprestigio para el individuo pues lo convierte en alguien no confiable. Cuando esto ocurre, es decir que las personas no confían en él, comienza el suplicio para el irresponsable pues se empieza a generar un estado de marginación psicológica, desconfianza de su capacidad y de su responsabilidad. Y entonces el individuo empieza a sentir el aislamiento y con el tiempo se tornará resentido y la vida perderá sentido para él. Obsérvese, cómo una educación, sea escolar o familiar, despreocupada por la formación responsable del hombre puede llevar a miles de seres humanos a la marginación, el aislamiento y la soledad.

Ya Platón  , en su libro La República, sostenía que lo primero que hay que enseñar al niño son las virtudes, entre las cuales, pienso que la fundamental, es la responsabilidad Y el filósofo griego llegaba  aún más lejos, pues decía que antes de enseñarle a leer y escribir había que educarlo en la vivencia de las virtudes.

Enseñar las virtudes y practicarlas diariamente es enseñar a vivir. Los métodos modernos de enseñanza llenan la memoria de datos, especialidad, y técnica. Se olvidan que quien recibe toda esta información es un ser que lo primero que debe saber mentalmente cómo es vivir rectamente. Que es decir, vivir responsablemente.

Sobre este tema y cómo organizar la vida humanamente, hablaré el 12 de junio, a las 1830 horas en Alberti 50 Capital, sede de la Escuela de Formación Humanistica Plenitud, y cual es la propuesta teosofica como desafío a vivir en el presente siglo o inicio de la Era de Acuario. Esta Charla-Debate, esta destinada a esclarecer la responsabilidad de los que se presentan como candidatos en las próxima elecciones de octubre.

 

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