INFLUENCIA DE LA EMOCION EN EL TRATO FAMILIAR

INFLUENCIA DE LA EMOCION EN EL TRATO FAMILIAR

Antes  que nada quiero recordar que para la teosofia la emoción es lo que mueve al hombre a aproximarse o alejarse de un objeto. El hombre, al decir de Aristóteles es un Ser Social. Progresa en contacto con los demás hombres. Necesita para su evolución de un medio social. Sus placeres y dolores derivan de su relación con sus semejantes.

El sexo es el primer lazo social, pero no el único entre los humanos, y los hijos, nacidos de un matrimonio forman, junto con los padres la primera unidad social. La prolongada invalidez y dependencia del niño da tiempo a la pareja para que la pasión física, que los unió  en una primera instancia biológica, se trasmute en emoción de amor, consolidando así la familia, que será la célula donde actúen las emociones compartidas. Es decir, que en la familia se establecen las primera relaciones humanas. De la armonía en éstas  depende el diálogo, la dicha o la desdicha.

Cuando existen recíprocas relaciones de afectos en la pareja, las emociones amorosas se manifestarán continuamente por ambas partes. Otro tanto ocurre cuando las relaciones afectivas son fuertes entre padres e hijos. Los padres demuestran en este caso ternura, compasión y protección hacia los hijos y reciben de éstos la gratitud, fidelidad y confianza. Si los padres tienen para sus hijos generosidad, indulgencia y paciencia, éstos experimentarán la emoción amorosa de obediencia y respeto hacia aquellos.

Pero cuando el odio se introduce en la familia , se producen otros resultados psicológicos en el campo de las emociones.

Cuando se desata el odio entre marido y esposa, aparece , en las relaciones entre ellos, la dureza, la crueldad y la opresión, lo que a su vez genera la emoción de venganza y el temor.

En este caso , ya no hay diálogo sino soledad. Cada uno empieza a vivir individualmente, no hay cosas para compartir y se tensan las relaciones hasta llegar a ser insoportables. Es el momento de hablar sobre los sentimientos que ambos experimentan. El odio se puede desactivar mediante el diálogo amoroso, pues no hay ser humano que sea inmutable al sentimiento del amor, salvo que tenga la mente enferma. Y en este caso  es es bueno ser asistido por un profesional.

El resentimiento es un portal por medio del cual accedemos al recinto del odio. Y muchos de nuestros resentimientos parten de no haber sabido defender nuestra individualidad.

Cuando el odio está presente en las relaciones de pareja  repercute en los hijos. Las relaciones entre padres e hijos dominados por el odio, genera en los hijos conducta de hipocresía, el servilismo y la cobardía, mientras el niño que soporta este estado no puede valerse por sí mismo. Pero cuando llega a la edad de la adolescencia, sin haber superado los efectos de ese odio entre los padres, aparece la conducta rebelde, la desobediencia, y la búsqueda de la venganza. Tienen frecuentes estados de cólera, hostilidad, desatención y violencia. También debo agregar estados de agresividad, envidia e insolencia. La común característica del odio entre iguales es el mutuo agravio. Las tres capitales característica de la emoción de odio  – según Bhagavan Das en la Ciencia de las Emociones- son el menosprecio, el agravio mutuo y el miedo En síntesis: la soledad.

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