PRUEBAS PARA LA INICIACIÓN

PRUEBAS PARA LA INICIACIÓN

Tal como lo inticipé  en mi anterior nota sobre el Sigilo de los Iniciados, hoy quiero describirles algunos de los pormenores de los pasos de la Iniciación, que a mayor jerarquía del candidato eran mucho más secretas y dificiles hasta conseguir el grado de Hierofante

El relato de las pruebas más sencillas, las pueden encontrar en el libro Isis Sin Velo de H.P.Blavatsky,

El candidato ya estaba preparado para enfrentar los siete días de pruebas.Si lograba triunfar sobre su cuerpo mortal renacería como un ser inmortal dotado del poder de la palabra sagrada.

El primer día de las pruebas de Iniciación, tanto en Caldea, Grecia, como en Egipto, se celebraban los Misterios en épocas fijas.

El primer día de la celebración se realizaba una festividad pública para acompañar al candidato hasta la Gran Pirámide en Egipto, donde desde ese momento permanecería oculto a la vista del pueblo.

El segundo día se dedicaba a las ceremonias de purificación, después de la cual se presentaba el candidato vestido de blanco.

El tercer día , se examinaba al discipulo para comprobar sus conocimientos ocultos.

El cuarto día, luego de una ceremonia simbólica de purificación, se le sometía a varias pruebas y por último quedaba en un estado de letargo provocado durante dos días con sus noches en una cripta  subterránea en plena oscuridad. En Egipto, colocaban al aletargado neófito en un sarcófago en el interior de la Pirámide – por eso los arquéologos han encontrado los sarcófagos vacios- y allí se celebraban los ritos de la Iniciación.

En la India y en Asia Central, se les ataba a un torno hasta que el cuerpo entraba en un letargo- En ese estado, de aparente muerte, el Hierofante, el Supremo Sacerdote, guiaba al alma del candidato hasta los reinos inferiores donde recibía  instrucción vivencial y no meramente intelectual .

Desde ese estado el Maestro le iba enseñando las dimensiones más superiores del Ser hasta que el discípulo lograba vencer el miedo a la muerte – porque le mostraban que no existía- y renacer con el poder de la palabra. Había nacido  un Iniciado.

En este momento, que doy el punto final a esta nota, que la proseguiré con más datos sobre  la Iniciación, recuerdo una frase que muy pocos comprendieron:Dijo Ciceron :NO LE TEMO A LA MUERTE PORQUE LA HE VENCIDO. Cicerón fue Iniciado en los templos de Amon.

 

EL SIGILO DE LOS INICIADOS

EL SIGILO DE LOS INICIADOS

En nuestro siglo, caracterizado por un marcado materialismo , se han perdido los misterios que otrora daban identidad a la cultura. Se han perdido – o tal vez esten en vida latente- las práctica de la Iniciación durante las cuales se revelaba la esencia del ser, el sentido de la vida, la razón de ser del universo y el plan de la Divinidad. Hoy la vida tiene , en un alto porcentaje de sentido material y el hombre lucha, sin tener  una clara visión sobre lo que es la existencia. Esta falta de sentido lo sumerge en estados de angustia, porque el hombre de nuestro tiempo carece de Iniciados, de aquellos que en el pasado eran guías sobre los temas trascendentes. Hoy la humanidad está  huerfana de Avataras, de aquellos que traían el mensaje, la buena nueva. De aquellos que transformaban la conducta de los hombres con su ejemplo y con sus enseñanzas. Vivimos en un mundo grís y violento porque tal vez los Iniciados permanezcan en el silencio meditativo observando el comportamiento humano a la espera de que la crisis existencial llegue a su punto cúlmine. Creo que ese momento está llegando , pues es tanto el dolor y  sacrificio que tiene el hombre de nuestro tiempo que se hace imprescindible el retorno de los Maestros Espirituales que restablezcan la armonía en las relaciones humanas. Se hace necesario que nuevamente la humanidad reciba el perfume de la enseñanza de los Maestros de Sabiduría, sus palabras de amor, sus ejemplos de virtudes, sus modelos arquetípicos que orienten en un nuevo amanecer.

Tal vez, nuestra soberbia nos ha hecho creer que es innecesario la presencia de los Iniciados. Pero es evidente que estamos solos y sin guías. Hay tristeza y miedo de no saber por qué pasan tantas cosas malas y carecemos de seres superiores y luminosos que con su sola presencia pongan en retirada a las  sombras que ha ocultan la esencia espiritual de los seres humanos. Roguemos para que retornen los Magister, los Magos capaz  de educir las potencias interiores de bondad, caridad y amor que todo hombre posee, pero no ve, porque sólo  escucha el canto negro de la maldad.

En las portentosas culturas de Egipto,,Grecias , Caldea, China, India, y también en nuestra América Precolombina, la Iniciación en los misterios del ser eran practicas cotidianas y en todas esas culturas se buscaba a los discipulos para prepararlos como guías espirituales de sus hermanos. Luego de haber recibido las enseñanza teoricas eran sometidos a pruebas piscológicas, misticas y filosoficas. Porque siempre, en esas culturas  la educación era una entrega magica y  espiritual a si mismo para poder irradiar al resto el perfume de la trascendencia humana.

En mi próxima nota les relataré las pruebas a que eran sometidos los discipulos en el sagrado sendero de la Iniciación. Aquellas, que antiguamente eran motivo del Sigilo de los Iniciados, hoy son imprescindibles para la vigencia de un Humanismo Creativo que permita al hombre trascender los conflictos existenciales y las crisis septenarias , que tanto dolor y desorientación producen en el hombre de nuestro tiempo.

LOS MIEDOS

LOS MIEDOS

En estos tiempos de inseguridad y desorientación, creo que el miedo se ha apoderado del ciudadano. Tenemos miedos de perder el trabajo, las amistades, el amor., tenemos miedo de perder la vida en una ciudad cada vez más agresiva , tenemos miedo al futuro.

Hay miedos que son innatos en el hombre, que subyacen en el mismo instinto de conservación de la especie: miedo a lo desconocido, al dolor, a la muerte.

Pero también hay miedos que son producto de un  error en la forma de razonar: miedo al fracaso, a no ser comprendido, a no ser amado, a la traición,a la perdida, miedo a no poder. Estos miedos , por los general, son el resultado de la inseguridad, a la falta de autoestima,a la perdida de la confianza en sí mismo.

Pero también hay miedo sin causa justificada. Éstos responden , según los griegos, a «impulsos celestes». A estos miedos , los de la Hélade, le llamaban » terror pánico» o «terror súbito» . Esos miedos paralizan, contagian y limitan el accionar del individuo o inclusive de toda una sociedad.

Precisamente Montaigne en su libro titulado «Ensayos» pone un ejemplo de estos miedos. Dice el ensayista francés, que pueblos y  ejércitos enteros veíanse con frecuencia poseídos por estos miedos.  Cuenta que tal ocurrió en Cártago  donde el miedo colectivo produjo una desolación horrorosa.

Relata que en esa ocasión » se oían voces y gritos de espanto sin un causa justificada; veíanse a los moradores de la ciudad salir de sus casas dominados por la alarma, atacarse, herirse y matarse unos a otros como si hubiesen sido enemigos que tratan de apoderarse de la ciudad. Todo era desoden y tumulto hasta que por medio de oraciones se aplacó la ira de los Dioses.

Pero también por miedo podemos llegar a realizar actos que luego pueden servaleroso no experimienta ningún temor , mientras que el cobar conceptuados como heroicos. También cuenta Montaigne  que en la primera batalla que los romanos perdieron con Aníbal, bajo el consulado de Sempronio,, un ejército de diez mil infantes, a quienes acometió el espanto, no viendo por donde escapar cóbardemente , se lazó a través del grueso de las columnas enemigas, a las cuales deshicieron por un esfuerzo maravilloso de valor, provocando gran mortandad entre los cartagineses.

La vergonzosa huida les costaba lo mismo que una gloriosa victoria. En este caso el miedo impulsó al valor, porque es limite entre la vida y la muerte. Es el jugarse el todo por el todo.

De estos tres miedos, el primero, el innato( perder la vida) es de difícil superación, pero no imposible de trasmutar en valor para soportar el dolor y la muerte. También es difícil  superar el tercer miedo, el que obedece, según los griego, a un impulso celeste porque escaparía a la voluntad del hombre.

Pero el segundo, el que es resultado de un error en nuestra forma de razonar, de enfocar la vida, ése sí puede remediarse mediante el desarrollo del valor, el opuesto al miedo. El hombre valiente es aquel que sabe resistir toda clase  de temores, pero si pasión. El hombre valeroso no experimenta ningún temor, mientras que el cobarde está siempre lleno de angustia.El valor es un acatamiento a las órdenes de la razón; y la razón ordena escoger siempre el partido del bien.

Por eso digo que el miedo al fracaso, a no ser comprendido, a no ser amado, a la traición o a la pérdida, es el fruto de nuestra equivocada forma de pensar. Y esto nos deja «estupefactos, los cabellos se nos erizan, la voz queda estrangulada, » como diría Virgilio en la Eneida . Es» el horror que ha alejado la energía de mi corazón», como la afirmaba Ennio.