El filósofo oriental Buddaghosa, que vivió en el siglo V de nuestra era, fue el más eximio comentador del libro Visuddhimagga que traducido al castellano significa el Sendero de la Purificación, que es una de las prácticas de la disciplina teosofica. El tratado , se refiere a la meditación y a los ocho estados de conciencia
En los comentarios Buddaghosa dice que toda persona que decide dedicarse a la concentración, lo primero que debe practicar es la pureza mental.
Afirma que los pensamientos no virtuosos, como por ejemplo, las fantasías sexuales, la ira, el odio, el resentimiento, solo contribuyen a distraer la mente. Hay pérdida de tiempo y de energía. La purificación psicológica consiste en desterrar los pensamientos que distraen
El proceso de purificación es una de las tres divisiones del esquema del libro Visuddhimagga, las otras dos son la concentración meditativa y la visión interior. Esta última es ver las cosas como son no como las fantaseamos, por lo general vertimos opiniones sobre cosas ilusorias; actuamos muchas veces movidos por las fantasías. Según Buddaghosa la purificación , la concentración y la visión interior están estrechamente relacionadas. Veamos cómo: los esfuerzos que hacemos para purificar la mente facilitan la concentración inicial, que a su vez permite la visión interior.
Al desarrollar la concentración o la visión interior, la pureza mental se convierte en algo fácil y natural para el que se dedica a la práctica meditativa. Pues la pureza mental es la base psicológica de la concentración.
La esencia de la concentración es la no distracción. La purificación es el sistemático rechazo de las fuentes de la distracción. Las distracciones principales en las que solemos incurrir son: deseos sensuales, mala voluntad, desesperación, enojo, pereza, apatía, agitación emocional, preocupación, duda y escepticismo. Cuando eliminamos estos obstáculos la concentración se intensifica.
La tarea fundamental a que debe dedicarse el meditador es lograr la unificación de la mente; lograr la unidireccional, según Buddaghosa. Es decir, fijar la atención mental en un sólo objeto, pensar en una sola cosa. En etapas posteriores de perfeccionamiento, la mente no sólo se fija en el objeto, sino que se hace una con él.
En toda tarea meditativa, la principal dificultad que se presenta es la distracción, es la dispersión de la atención, es pensar en varias cosas en forma correlativa. Esto ocurre porque la mente oscila, como un péndulo, entre el objeto de la meditación y los pensamientos, sentimientos y sensaciones. Esta fluctuación de la mente es lo que debe dominar quien se dedica a estas practicas.
El éxito, para lograr una perfecta concentración es insistir, insistir, insistir , haciendo que la mente vuelva una y otra vez al objeto que hemos elegido para nuestra práctica. Insistir facilita la atención. Estar atento nos permite darnos cuenta de las veces que nos distraemos.
Esta tarea meditativa nos permite la obsorción plena dentro de nosotros mismos. Es el retorno al Ser Interno, es estar dentro de sí mismo donde aparecen intensos sentimientos de deleite unidos a vivencias de felicidad y ecuanimidad.
Difundir masivamente estas practicas es un deber que me he impuesto. Trato de contribuir a la felicidad de mis semejantes movido por el profundo amor que siento por el ser humano.
Creo que la falta de paz se debe fundamentalmente a que no estamos concentrados, sino que por el contrario estamos permanentemente nerviosos por los requerimiento de una sociedad consumista, ideada por los seres del deseo, del escepticismo, del resentimiento social , como ocurre con algunos de los que conducen el mundo.
Esta desconcentración trae aparejado la infelicidad, el dolor, la desorientación y la pérdida del objetivo para el cual hemos nacido. No nos dejemos distraer por los señores de las tinieblas.
Diría Epícteto:» de una sola cosa estoy seguro, que he nacido para transitar el camino de la virtud, que nadie podrá hacerme desistir. Y la más grande de las virtudes es la MODERACION».
Volver a la moderación , nos permitirá tener un tiempo para nosotros durante el cual podemos hacer estas practicas y ser feliz de habernos reencontrarnos con nosotros mismos. Seguir tras fantasías, creadas por una mente dispersa, es dolor. Usted elige cuál camino a seguir: el del conocimiento o el del dolor.