LOS MIEDOS

LOS MIEDOS

En estos tiempos de inseguridad y desorientación, creo que el miedo se ha apoderado del ciudadano. Tenemos miedos de perder el trabajo, las amistades, el amor., tenemos miedo de perder la vida en una ciudad cada vez más agresiva , tenemos miedo al futuro.

Hay miedos que son innatos en el hombre, que subyacen en el mismo instinto de conservación de la especie: miedo a lo desconocido, al dolor, a la muerte.

Pero también hay miedos que son producto de un  error en la forma de razonar: miedo al fracaso, a no ser comprendido, a no ser amado, a la traición,a la perdida, miedo a no poder. Estos miedos , por los general, son el resultado de la inseguridad, a la falta de autoestima,a la perdida de la confianza en sí mismo.

Pero también hay miedo sin causa justificada. Éstos responden , según los griegos, a «impulsos celestes». A estos miedos , los de la Hélade, le llamaban » terror pánico» o «terror súbito» . Esos miedos paralizan, contagian y limitan el accionar del individuo o inclusive de toda una sociedad.

Precisamente Montaigne en su libro titulado «Ensayos» pone un ejemplo de estos miedos. Dice el ensayista francés, que pueblos y  ejércitos enteros veíanse con frecuencia poseídos por estos miedos.  Cuenta que tal ocurrió en Cártago  donde el miedo colectivo produjo una desolación horrorosa.

Relata que en esa ocasión » se oían voces y gritos de espanto sin un causa justificada; veíanse a los moradores de la ciudad salir de sus casas dominados por la alarma, atacarse, herirse y matarse unos a otros como si hubiesen sido enemigos que tratan de apoderarse de la ciudad. Todo era desoden y tumulto hasta que por medio de oraciones se aplacó la ira de los Dioses.

Pero también por miedo podemos llegar a realizar actos que luego pueden servaleroso no experimienta ningún temor , mientras que el cobar conceptuados como heroicos. También cuenta Montaigne  que en la primera batalla que los romanos perdieron con Aníbal, bajo el consulado de Sempronio,, un ejército de diez mil infantes, a quienes acometió el espanto, no viendo por donde escapar cóbardemente , se lazó a través del grueso de las columnas enemigas, a las cuales deshicieron por un esfuerzo maravilloso de valor, provocando gran mortandad entre los cartagineses.

La vergonzosa huida les costaba lo mismo que una gloriosa victoria. En este caso el miedo impulsó al valor, porque es limite entre la vida y la muerte. Es el jugarse el todo por el todo.

De estos tres miedos, el primero, el innato( perder la vida) es de difícil superación, pero no imposible de trasmutar en valor para soportar el dolor y la muerte. También es difícil  superar el tercer miedo, el que obedece, según los griego, a un impulso celeste porque escaparía a la voluntad del hombre.

Pero el segundo, el que es resultado de un error en nuestra forma de razonar, de enfocar la vida, ése sí puede remediarse mediante el desarrollo del valor, el opuesto al miedo. El hombre valiente es aquel que sabe resistir toda clase  de temores, pero si pasión. El hombre valeroso no experimenta ningún temor, mientras que el cobarde está siempre lleno de angustia.El valor es un acatamiento a las órdenes de la razón; y la razón ordena escoger siempre el partido del bien.

Por eso digo que el miedo al fracaso, a no ser comprendido, a no ser amado, a la traición o a la pérdida, es el fruto de nuestra equivocada forma de pensar. Y esto nos deja «estupefactos, los cabellos se nos erizan, la voz queda estrangulada, » como diría Virgilio en la Eneida . Es» el horror que ha alejado la energía de mi corazón», como la afirmaba Ennio.

 

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